La consulta del gobierno para determinar el futuro de la termoeléctrica en Huexca, Morelos, es una simulación absoluta, manchada, además, por la sangre del activista y opositor al proyecto, Samir Flores Soberanes, asesinado a balazos a las puertas de su casa el miércoles pasado. Si en Palacio Nacional ya se otorgó el visto bueno a la obra, la decisión es irreversible. Exactamente como sucedió con la otra “consulta” patito que sirvió de pretexto para justificar la absurda cancelación del aeropuerto en Texcoco. Pese a la retórica oficialista, y a los gritos vehementes de que se respetará la democracia y la voluntad del pueblo bueno y sabio, la realidad muestra exactamente lo contrario. A pesar de las advertencias, rechazo y marchas en contra de la obra de la CFE, la voluntad presidencial parece no estar dispuesta, como en el caso del retiro del subsidio a las estancias infantiles, a ver, ni escuchar, a los afectados.